OBSERVACIONES DE LA PELÍCULA “TIEMPOS MODERNOS” (1936) (parte 1)
La
película puede entenderse como una crítica hacia la forma de vida y
características de la sociedad de principios del siglo XX, al surgimiento del
sistema capitalista, en pleno auge de la revolución industrial y su influencia
en diversos aspectos de la vida de muchas personas, sobre todo en aquellos que
pertenecían a la clase baja. La misma, refleja las condiciones desesperantes de
las que era víctima un empleado de la clase obrera en la época de la Gran
depresión, a consecuencia de la eficiencia de la industrialización y la
producción en cadena.
Charlie
Chaplin logra fusionar la ficción con la realidad tratando, esta última, con un
poco de humor. El humorista interpreta el papel de un obrero metalúrgico que,
extenuado por el frenético ritmo de la cadena de montaje, acaba desquiciado.
La obra permite apreciar el modo en el que el hombre modifica su forma de ser (externa
e internamente), sus valores y principios, con el fin de adecuarse al trabajo
hasta llegar al punto de terminar (irónicamente) actuando como una máquina.
El
hombre reduce su capacidad de razonar, a causa de su trabajo que lo conduce a
tal situación, ocasionando un desgaste en su esencia como ser humano, ya que el
trabajo rige toda su vida, sus acciones, es quien decide lo que puede y no
hacer. Un ejemplo de ello, lo constituye la presencia de una máquina destinada
para que los empleados puedan almorzar; en dicha escena, podemos decir, se
pretende mostrar cómo la exigencia de su trabajo decidía cuándo y cómo una
persona podía o disponía de tiempo para alimentarse, además de reflejar la
forma de hacerlo. El film permite observar, entre otras cosas, cómo este
sistema pretende expropiar al trabajador de todo tiempo para sí, convirtiéndolo
en un mísero engranaje más de la máquina.
Aquellas
personas que no se adecúan a este sistema son quienes acaban perdiendo la
razón. Tal situación se aprecia en la película, por ejemplo, en el momento cuando
el protagonista enloquece sale de la máquina y baila, rompiendo con el ritmo de
trabajo. Chaplin al circular por varios lugares realizaba el mismo movimiento
(como ajustando tuercas) a todo aquello que tocaba y que consideraba tenía
cierta similitud con los elementos que manipulaba mientras trabajaba y los
demás lo persiguen para contener el desorden que estaba generando. Esto se
puede interpretar como una crítica a las múltiples dificultades que muchas
personas tienen para seguir el ritmo loco y acelerado de la era industrial y
tecnológica.
Por
su parte, si analizamos la vida de las mujeres en esta época, debemos decir
que, seguían estando sometidas por el sistema patriarcal dominante. Las mismas,
continuaban realizando las tareas que los roles de género, de la época, les
habían asignado.
Retomando,
la cuestión inicial, al capitalismo no le importaba explotar, negar derechos
laborales, al empleado en función de beneficiar a la patronal; el único
objetivo era (y sigue siendo) producir, competir y generar ganancias, que si
son cuantiosas es mucho mejor; aunque suponga la materialización de la vida
humana. En “Tiempos Modernos” podemos
ver cómo actúa el proceso de “alienación” en los individuos, privándolos de
total libertad, creatividad y personalidad.
Los
trabajadores disgustados, por su parte, salían a las calles a protestar por
estos abusos. Estas movilizaciones, tenían respuestas por el lado de las
fuerzas policiales, que, con el fin de mantener el orden social, reprimían a
toda sublevación en contra de los capitalistas. Se ve como Charlie es
encarcelado, y el tiempo que pasa en prisión se lo observa más sereno, con cierto
equilibrio mental, diferente a lo que experimentó frente a la vida estresante
del exterior. La tranquilidad de la cárcel se ve amenazada cuando por fin recupera
su libertad.
Cuando
Charlie deja de realizar su actividad en la fábrica, saliendo de la producción
en serie, la misma queda imposibilitada para seguir produciendo. Este hecho
permite prestar atención a dos cosas: por un lado, la incapacidad de controlar
la situación por parte de la patronal, y por otro, nos deja un mensaje muy
valioso, la posibilidad de un cambio a partir de una revolución, en esta
ocasión, una revolución obrera, en la que el obrero terminará cobrando
conciencia de su explotación y, uniéndose, por encima de las fronteras
nacionales, se enfrentará directamente el sistema por el cual es subordinado,
dando inicio, de este modo, a una nueva etapa en la historia de la humanidad.
Vale
aclarar que las leyes del mercado, impuestas por la sociedad capitalista
continúan siendo las reglas del juego en la sociedad contemporánea. La riqueza,
los recursos y los medios de producción continúan siendo propiedad privada de
unos pocos privilegiados, al mismo tiempo que las brechas entre el sector más
favorecido y el más desprotegido se amplían de manera impensada.
Por
último, Charlie decide volver a trabajar en la fábrica cuando se enamora de una
mujer (igual de inadaptada al sistema como él). Quiere trabajar para poder ser
feliz junto a ella. El mensaje es claro: la felicidad no depende exclusivamente
de los bienes materiales y superficiales, más bien, la verdadera felicidad está
en uno mismo y en la persona que te acompaña.
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